Our Story

It all began with a simple Zoom call on a scorching July weekday—no, not an Instagram DM or a swipe on a dating app, but a virtual meeting between Matt and his new Business Development Representative, Sarah. From the very first conversation, Matt realized that Sarah was unlike anyone he had worked with before.

Their professional banter quickly grew more playful, transforming what began as a standard work relationship into something far more intriguing. As the weeks passed, the friendly back-and-forth between Matt and Sarah intensified, threatening to tiptoe dangerously close to HR's radar.

Determined to turn their chemistry into something real, Sarah decided to take matters into her own hands. During one casual work call, she slyly mentioned some “upcoming business plans” in New York City—knowing full well she had absolutely no such plans. As she’d hoped, Matt took the bait. He invited her to dinner and drinks in the city, and that same night, Sarah booked her flight from Dallas to New York. No agenda. No meetings. Just a maybe-date with a guy she couldn’t stop thinking about.

Then came the first date. A date marked by chaos—Matt was over an hour late, stranded on the Metro North Railroad due to a criminal evading the police, which shut down the New Haven line. But not even a rogue fugitive could derail the spark that had already ignited between them. That evening in New York City, amidst the bustling city lights, an unforgettable connection was born.

Leaving that first date, they knew they wanted more than just friendship, but there was one problem—over 1,500 miles separated them. Connecticut and Texas were hardly next-door neighbors. But distance was no match for what they were building. They became frequent flyers, making memories in NYC, Connecticut, and Dallas, each trip only strengthening their bond. Their connection grew so undeniable that they made it official: boyfriend and girlfriend. And nothing could stop this train.

In a leap of faith and love, Sarah decided to leave behind the life she knew in Texas—trading her southern roots as a proud Texan for a new adventure in the Northeast. She moved in with Matt in Connecticut, and together they built a life filled with joy, laughter, and love. Whether they were binge-watching TV while munching on gummies, sharing their love for food or sharing moments with their beloved dachshund, Luka, they discovered that they were not just partners but best friends and a family.

In December 2024, beneath the golden Texas sun at a picturesque vineyard in Valley Mills, Matt dropped to one knee and asked Sarah to begin their forever together. With that moment, a new chapter began.

The rest of our story is still unwritten, but we can't wait to write it together.

Todo comenzó con una simple llamada por Zoom en un caluroso día de semana de julio—no, no fue un DM de Instagram ni un desliz en una app de citas, sino una reunión virtual entre Matt y su nueva Representante de Desarrollo de Negocios, Sarah. Desde la primera conversación, Matt se dio cuenta de que Sarah no se parecía a nadie con quien hubiera trabajado antes.

Su charla profesional pronto se volvió más juguetona, transformando lo que empezó como una relación laboral estándar en algo mucho más intrigante. Con el paso de las semanas, el ida y vuelta amistoso entre Matt y Sarah se intensificó, amenazando con rozar peligrosamente el radar de Recursos Humanos.

Decidida a convertir esa química en algo real, Sarah decidió tomar el control. Durante una llamada de trabajo casual, mencionó astutamente unos “planes de negocios” próximos en la ciudad de Nueva York—sabiendo perfectamente que no tenía ningún plan. Tal como esperaba, Matt cayó en la trampa. La invitó a cenar y tomar algo en la ciudad, y esa misma noche, Sarah compró su vuelo de Dallas a Nueva York. Sin agenda. Sin reuniones. Solo una posible cita con un hombre en el que no podía dejar de pensar.

Y entonces llegó la primera cita. Una cita marcada por el caos—Matt llegó con más de una hora de retraso, varado en el tren Metro North debido a un criminal que huía de la policía, lo que provocó el cierre de la línea de New Haven. Pero ni siquiera un fugitivo pudo apagar la chispa que ya se había encendido entre ellos. Esa noche en la ciudad de Nueva York, entre las luces vibrantes y el bullicio urbano, nació una conexión inolvidable.

Al terminar esa primera cita, sabían que querían algo más que una amistad, pero había un problema: más de 2,400 kilómetros los separaban. Connecticut y Texas no eran precisamente vecinos. Pero la distancia no era rival para lo que estaban construyendo. Se convirtieron en viajeros frecuentes, creando recuerdos en Nueva York, Connecticut y Dallas; cada viaje solo fortalecía su vínculo. Su conexión se volvió tan innegable que lo hicieron oficial: novios. Y nada podía detener ese tren.

En un acto de fe y amor, Sarah decidió dejar atrás la vida que conocía en Texas—cambiando sus raíces sureñas como una orgullosa tejana por una nueva aventura en el noreste. Se mudó con Matt a Connecticut, y juntos construyeron una vida llena de alegría, risas y amor. Ya fuera viendo maratones de series mientras comían gomitas o compartiendo momentos tranquilos con su querido dachshund, Luka, descubrieron que no solo eran pareja, sino mejores amigos y una familia.

En diciembre de 2024, bajo el dorado sol de Texas en un pintoresco viñedo en Valley Mills, Matt se arrodilló y le pidió a Sarah que comenzaran su “para siempre” juntos. Con ese momento, comenzó un nuevo capítulo.

El resto de nuestra historia aún no está escrita, pero no podemos esperar a escribirla juntos.